4 de noviembre de 2011

Mucha muerte

Max Aub es uno de esos escritores no lo suficientemente conocidos pero sí lo bastante fundamentales. Su pasión por el microrrelato, sumada a su negro humor hispano-mexicano dio lugar a los famosos Crímenes ejemplares, negrísimos asesinatos narrados con una ejemplar economía de medios, un ejercicio de fina ingeniería palabrística que divierte tanto por lo que dice (poco) como por lo que no dice y queda sugerido (mucho). La bella y exuberante edición de Cuadernos del Vigía que presentamos aquí, rebautizada con el nombre de Mucha muerte, ha rescatado alguno de los crímenes ejemplares que aún permanecían inéditos y lo ha hecho así de bien

Y para muestra del genio de Max Aub, un botoncito:
“¿Ustedes no han tenido nunca ganas de asesinar a un vendedor de lotería, cuando se ponen pesados, pegajosos, suplicantes? Yo lo hice en nombre de todos.”
“¡Que se declare en huelga ahora!”
“Lo maté porque estaba seguro de que nadie me veía.”
“Lo maté porque era de Vinaroz.”
“Había jurado hacerlo con el próximo que volviera a pasarme un billete de lotería por la joroba.”
“La maté por no darle un disgusto.”
“Lo maté porque no pude acordarme de cómo se llamaba. Usted no ha sido nunca subjefe de Ceremonial, en funciones de Jefe. Y el presidente a mi lado, y aquel tipo en fila, avanzando, avanzando...”
“Lo maté porque me lo dijo mi mamá.”
¡En el libro hay más y mejores! Corran a leerlo y, gentes de Vinaroz, no se lo tengan en cuenta al bueno de Max. 

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