12 de julio de 2011

Lecturas veraniegas I

El calor, la playa, el Tour de Francia. Todo absolutamente incita a la posición horizontal. ¿Y qué mejor que un libro para completar tan agradable postura? Desde hace unos años, aprovecho que la vida se ralentiza en verano para meterle mano a algún clásico, un libraco de esos que siempre he tenido ganas de leer, pero no tantas como para vencer la pereza que me produce su extensión (en general rehuyo los libros gordos y las películas largas). 

Este año, habiendo ya alcanzado una edad respetable, creo, sí, que ha llegado el momento de enfrentar la realidad cara a cara. Creo, sí, que ha llegado el momento DE LEER A PROUST. 


10 de julio de 2011

El gran Blutch

El pequeño Christian (Norma Editorial, 2011) es un chaval que vive felizmente en esa patria de la infancia que parece eterna, habitada por los amigos del cole, las pelis de Estifmacuín, los tebeos y los caubois. En el mundo de Christian las niñas son un planeta muy, muy lejano y muy extraño, hasta que se enamora de una de ellas y comienza el inevitable principio del fin.  




Feliz descubrimiento el de Blutch, autor ya consagrado en Francia (Gran Premio de Angoulême 2009) y que me ha enamorado con esta divertidísima revisión de sus héroes infantiles y de su entrada en la pubertad. La última página del libro me parece un colofón brillante y uno de los mejores resúmenes jamás hechos sobre los últimos estertores de la infancia: un Christian borde y desmañado sube por las escaleras dándose ínfulas y contestando a su madre, pero en cuanto llega a su habitación corre a refugiarse en un tebeo de Mickey Mouse. Escondidos en un armario, el Pato Donald y otros excompinches guardan silencio, acojonados por el final que les espera. 



5 de julio de 2011

Solarízense conmigo

Vaya con el Señor Lem. Vaya con el océano omnipotente. Vaya con la ciencia solarística. Vaya con las simetríadas, con los mimoides, con los raudos. Vaya con esta novela que, por supuesto, es mucho más que ciencia ficción.

Ingeniosa, filosófica, intrigante, terrorífica a ratos, el aventurado lector descubrirá, como bien dice Jesús Palacios (prologuista de la reciente edición de Impedimenta), que en las páginas de Solaris hay monstruos... monstruos que quizá animen las pesadillas de los lectores supervivientes.

Primera traducción directamente del polaco, por Joanna Orchezowska

1 de julio de 2011

Cosas que los editores deberíamos saber

Todavía tengo el corazón encogido tras leer este testimonio de cómo todo puede salir mal, y a pesar de ello, seguir creyendo en algo. Bien por Mark Everett, cantante y alma de Eels, que ha compuesto un estupendo y absorbente relato, áspero y luminoso como la vida misma,  sobre cómo ser fiel a uno mismo en medio de una serie realmente increíble de putadas. Y todo ello a base de sinceridad brutal, mucha, y poquita pretensión. 

¿Estás depre? Este libro te enseña que todo puede ir peor, ¡por sólo 21€, oiga!

Y bien por Blackie books, la editorial más cool del momento y niña bonita de las librerías, que consigue reunir en su catálogo sin despeinarse a Jardiel Poncela, el humor judío de Lamentaciones de un prepucio, la psicodelia de En azúcar de sandía, el surrealismo desparramado de Ultraviolencia, la biografía deprimente de una estrella del rock metida a gurú de autoayuda y otras cositas igualmente dispares. Todo eso es Blackie Books,  un batiburrillo de cultura pop exquisitamente diseñada y encuadernada en tapa dura; pero también es algo más, ese nosequé que todos les envidiamos y que hace que se pasen por el forro lo de tener una línea editorial al uso. Está claro que no les hace falta, ¡felicidades!