12 de julio de 2011

Lecturas veraniegas I

El calor, la playa, el Tour de Francia. Todo absolutamente incita a la posición horizontal. ¿Y qué mejor que un libro para completar tan agradable postura? Desde hace unos años, aprovecho que la vida se ralentiza en verano para meterle mano a algún clásico, un libraco de esos que siempre he tenido ganas de leer, pero no tantas como para vencer la pereza que me produce su extensión (en general rehuyo los libros gordos y las películas largas). 

Este año, habiendo ya alcanzado una edad respetable, creo, sí, que ha llegado el momento de enfrentar la realidad cara a cara. Creo, sí, que ha llegado el momento DE LEER A PROUST. 


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